Las autoridades mexicanas presentaron hoy la más grande recuperación de bienes culturales sustraídos en los últimos años en el país, compuesta por 14 obras de arte sacro virreinal y 180 piezas arqueológicas, de las cuales 32 son falsas. La fiscalía federal y el Instituto Nacional de Antropología e Historia dieron a conocer el lote de antigüedades, cuyo hallazgo, se realizó entre febrero y julio en los estados de Jalisco, Distrito Federal y Tlaxcala.
El descubrimiento condujo a la detención de cuatro personas, explicó en conferencia de prensa Arturo Germán Rangel, subprocurador de Investigación Especial en Delitos Federales. La Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía de la capital mexicana acogió hoy óleos, esculturas, textiles, libros y vestigios prehispánicos, sustraídos de Hidalgo, Puebla y Tlaxcala y desaparecidos, en algunos casos, desde hace nueve años. El primer cateo tuvo lugar en febrero, en una galería del municipio jalisciense de Tlaquepaque, conocido por sus salas de exposiciones y talleres de artesanía.
Allí se encontraron expuestos tres óleos del siglo XVIII y dos de la época virreinal, muy representativos, según los expertos del INAH, de la escuela de arte novohispana, lo que las hace más vulnerables al robo para su posterior venta. Junto a ellos, se confiscaron tres esculturas que representan a los Reyes Magos, que fueron sustraídas en Izucar de Matamoros (Puebla) en 2001 y sufrieron deterioros al ser extraídas del templo. Este mes, las autoridades dieron con un lote de 174 piezas arqueológicas en la delegación capitalina de Iztapalapa, de las cuales 32 son falsificaciones que intentan recrear erróneamente diversos estilos prehispánicos de Mesoamérica.
También allí se localizaron dos óleos del siglo XVIII, que sí resultaron auténticos y que mostraban repintes en su perímetro, prueba de que fueron recortados de sus bastidores originales en el momento del robo, que se produjo en templos de Puebla y Tlaxcala.
Además, en Iztapalapa aparecieron casullas, capas pluviales, un paño de hombros, mitras, un mantel, misales del siglo XVIII, tres esculturas de madera policromada y fragmentos de un túmulo funerario, cuyo origen se desconoce. En el último cateo, realizado también en días pasados, se confiscaron seis objetos prehispánicos (teselas, máscaras y figuras antropomórficas) en un inmueble de Apizaco, Tlaxcala, que cuentan, según investigadores del INAH, con valor histórico, puesto que son representativos de la época en la que fueron elaborados.
Las autoridades mexicanas han denunciado en varias ocasiones la facilidad con la que bienes robados de su patrimonio, conformado por al menos 100.000 sitios arqueológicos, circulan en el mercado internacional de antigüedades, y han advertido también que muchas de esas piezas son falsificaciones.
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